Etimológicamente el término ética proviene de la palabra griega "ethos" que significaría hábito/costumbre. Moral viene de la palabra "mos" que sería una mera traducción al latín de "ethos". Por lo que inicialmente podríamos decir que ambos términos bien podrían ser sinónimos.
Sin embargo, desde el punto de vista filosófico podemos encontrar aspectos que diferencian claramente un término del otro. La moral es una de las cuatro filosofías prácticas (moral, derecho, política y religión) que buscan respuestas a las preguntas que surgen acerca de la felicidad, la justicia, el poder y la trascendencia. Aunque las cuatro filosofías reflexionan sobre los cuatro aspectos, la moral se centra en la felicidad: trata de responder a la pregunta ¿qué debo hacer? surgiendo como respuesta una serie de códigos y juicios que tratan regular las conductas concretas de los seres humanos, dictando normas de comportamiento. Estas normas las podemos encontrar proyectadas colectivamente en una sociedad en códigos, comportamientos, costumbres, etc... que pueden ser expresas o tácitas. La moral es por tanto un saber práctico que reflexiona sobre la acción a realizar.
Por contra, la ética se sitúa en un nivel más reflexivo, buscando fundamentos o razones que justifiquen las prescripciones morales respondiendo así a la pregunta ¿por qué debo realizar una conducta determinada?
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